La
sesión de Educación Física suele regirse por unos patrones o esquemas
de actuación más o menos definidos, con unos tiempos estipulados para
cada uno de ellos. Esta división que se realiza de la sesión
habitualmente en tres partes o períodos, presenta una parte central a la que se le da mayor envergadura dedicándole no solo más tiempo sino atención a su desarrollo y programación.
No debemos olvidar que la evaluación del
alumnado se realiza a lo largo de todo el proceso y durante todo el
transcurso de las diferentes sesiones. A su vez, contenidos que no se suelen trabajar en la parte principal, o central, se trabajan en esta parte final.
Por lo tanto las otras partes de la sesión de
Educación Física deberían tener la misma consideración, en cuanto a su
importancia, que la parte donde se realiza la mayor carga de trabajo específico.
Desarrollo
Si entendemos el concepto de sistemática del ejercicio como "la ordenación
y clasificación del ejercicio físico, como punto de partida para su
estudio y puesta en práctica", podemos entender que una de las
clasificaciones que se hagan al respecto se refiera a la parte que
ocupan tales ejercicios dentro de la sesión.
Cualquier sesión de EF se rige por un esquema
organizativo, este esquema sirve para que el control de las actividades
se desarrolle por los cauces adecuados; una mala organización conlleva
la disminución del tiempo de participación por parte del alumno. Autores
como López y García (1999) consideran que las sesiones de EF deben
tener un esquema organizativo fijo, sea cual sea el trabajo que se vaya a
realizar.
A lo largo de la historia han existido
diferentes modelos de sesión, dependiendo de cómo se entendiese el
concepto y el fin que tuviese la educación física.
Las partes en las que se divide una sesión de EF ha evolucionado
bastante, pasando de unos esquemas rígidos, como son los casos de los
modelos de sesión elaborados por autores como Ling, A Sepees, M.B.
Davis, Crampton…, con una secuenciación estricta y con "muchas" etapas a
planteamientos más funcionales y menos rígidos, donde se adaptan las
sesiones a los contenidos a trabajar.
Esto podemos apreciarlo en el siguiente cuadro, donde se reflejan algunas de esas tendencias:
En la actualidad, el modelo de sesión más difundido es aquel que divide la sesión en tres partes, siendo las características de cada una de ellas, las siguientes:
- Parte inicial: actividades vivificantes - calentamiento. Entendiendo este calentamiento no como una adaptación del organismo (que también la tiene) al esfuerzo, sino una preparación para poner al alumno en situación, con los ejercicios y juegos más livianos. Suele darse una duración de 10 minutos.
- Parte principal: entre 35 - 45 minutos, supone el núcleo de la sesión y constaría de las actividades fundamentales para alcanzar los objetivos propuestos.
- Parte final: denominada relajación - vuelta a la calma. Donde se persigue la normalización fisiológica y psicológica del individuo para facilitar la integración del mismo de cara a la clase siguiente. Se realizan juegos calmantes o tareas de muy baja demanda física y motriz. Suele durar unos 5 minutos.
Puede decirse que esta concepción tiene su origen
en autores como Costes (1991), Castañer y Camerino (1991)…que organizan
la sesión en función de los objetivos educativos previstos en la parte
principal.
Sáenz-López (1997) realiza la siguiente propuesta:
- Fase inicial:
- Organizativa: material y explicaciones.
- Puesta en acción: a través de juegos.
-
- Fase fundamental
- Fase final:
- Práctica: vuelta a la calma
- Organizativa: recogida del material y regreso al aula.
-
Esta clasificación es la que promueve el DECRETO
105/92; que, en las orientaciones metodológicas de nuestra área, propone
que "el tiempo destinado a la educación física debe programarse
cuidadosamente", que "el tiempo de actuación del alumno debe adecuarse a
la tarea que se realiza y su duración, intercalando períodos de trabajo
y descanso proporcionados" al exponer lo siguiente: "Así habrá que
determinar períodos relacionados con la iniciación o calentamiento, como
elementos preparatorios, y otros destinados a la relajación o vuelta a
la calma. El ritmo dentro de la unidad de clase debe garantizar la
utilización real del tiempo estableciendo progresiones en la actividad y mecanismos adecuados para ello". Curiosamente este decreto educativo no habla de la parte Principal de la sesión.
Centrándonos en el final de la sesión se puede decir que tiene una especial relación con dos de los objetivos generales del área, concretamente con el objetivo 5 y el 8:
5.- Dosificar el esfuerzo en función de sus
posibilidades y de la naturaleza de la tarea. (Dosificar su esfuerzo,
conocer la necesidad de períodos de actuación más fuertes y otros más
calmantes)
8.- Adoptar hábitos de higiene, de alimentación, posturales y de ejercicio físico, que incidan positivamente sobre la salud y la calidad de vida. (Apreciar y criticar costumbres y hábitos que inciden de una u otra forma sobre la salud)
Igualmente en el bloque de contenidos
Conocimiento y Desarrollo Corporal se expone la importancia de "la
relajación como elemento que favorece la vuelta a la calma".
Entre la variedad de tareas que suelen realizarse en esta parte de la sesión podemos citar, entre otros:
- estiramientos.
- juegos sensitivos.
- ejercicios de relajación.
Si consideramos la trascendencia que posee el que
nuestros alumnos sepan y aprendan a relajarse, bien mediante ejercicios
respiratorios, utilización de visualizaciones, escuchar audiciones
musicales… y puedan luego incorporarse a otras actividades, continuar
con su formación en las otras áreas del curriculum. Podemos concluir que
tanto para nosotros, pero especialmente para los compañeros de otras
áreas, esta parte final de la sesión tiene gran repercusión, pudiéndose
considerar la más importante de la misma, por lo que sería necesario
plantearse nuevos tiempos y actuaciones para su desarrollo.
Conclusión
La Educación Física ha tenido un papel
secundario en la historia de los diferentes Sistemas Educativos
propuestos; actualmente ha obtenido un rango mayor y más importancia
dentro del curriculum oficial. Este proceso que tanto ha costado, y que
parece volver a sus comienzos, no debe ser olvidado y menos aún
menospreciado por los propios docentes.
Si nosotros mismos quitamos categoría a una
parte de la sesión, quitamos valor a la materia que se imparte, a sus
contenidos y objetivos… y por tanto a la propia área. Démosle, por
tanto, el reconocimiento e importancia necesaria a cada uno de estos
momentos educativos.
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